jueves, 13 de agosto de 2009

TEN PIEDAD DE MI ALMA SINIESTRA

Probé el más dulce pecado de los labios lujuriosos del deseo...adoré el elixir que con lujuria mis labios saborearon y mi piel fue victima de tan perverso y oscuro placer...

Cayó la noche...entonces desperté. Mi letargo había durado lo que parecían tan sólo breves segundos...

Ahora vago en la noche, enamorada de la oscuridad...

Condenada al infierno eterno y el fuego voraz, mi pobre alma pecadora ha de pagar su condena...Dios ha de querer que me extravíe, con gusto Sus designios cumpliré...

Apuñalada por la crueldad de la ternura ya no he de morir...


Nadie más jamás me oirá gritar de dolor ni por la inclemencia del amor y la excesiva ternura...

¡¡Oh, Muerte, llévame ahora!! Si he de sufrir en los espinosos brazos del amor, prefiero hundirme en tu bella oscuridad...


Oscuridad en la que espero, con la paciencia que entre mis manos se me escapa, cual transparente agua entre los dedos...


Plantando ilusiones, sin importar cuántas de ellas mueran. Seguiré sembrando más de ellas, con mis lágrimas y mi sangre las regaré...un día alguna de ella crecerá, y vendrá el ángel que con su luz me rescatará de las tinieblas. En mí tan sólo yacen vagos recuerdos de la felicidad, al menos lo fui, por una mentira cruel, pero por momentos fui feliz. La traición se clavó en mi corazón, me asesinó...más quien lo hizo con sangre sus lágrimas habrá de llorar...


Su agonía y descenso he de contemplar...a mis pies yacerán los restos de tu amargo recuerdo...


Cada día en miente te sepulto, como habrás de estarlo por la mano del Señor, ahogándote en el veneno que asesinó a mi corazón...


Yo aquí estoy, entre palabras esperanza, melancolía, dolor excesivo y desamor, pero con mi latente esperanza aún despierta...no he de morir, mucho menos por amor...



Mira en lo que el dolor me ha convertido, perversa mano del destino que me ha tocado vivir...


He aquí mi reino, donde yo sola me refugio del dolor, donde a mí misma me encuentro y soy feliz con mi bella amante, la soledad...


Más cada noche elevo una plegaria...


Y con el corazón en mis manos, su repuesta espero...Quizás Dios hasta el ruego de una criatura oscura puede escuchar.















1 comentario: