Y aquí nuevamente
mi alma agoniza
suplicante,
desesperada...
anhela un suspiro de aire
atrapada en esta tenebrosa tumba
de la que es presa eterna.
Nuevamente grita
sin voz para ser oída
sollozando
lágrimas silenciosas...
clama por libertad,
¡Oh, libertad!
Pobre alma inmortal la mía
atrapada en un mundo banal
sin poder volar...
con sus alas quemadas
por despiadados rayos de sol.
Más no flaqueará,
el anhelo de escapar as más fuerte que el dolor.
Algún día en la eternidad
mi pobre alma abandonará
esta profunda oscuridad.
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